gestación del arte núbico

Por esos días, el único recurso era trabajar, jugar con materiales, crear texturas sin formas. Busqué matices, transparencias, tramas. El blanco pasó a ser casi una policromía. Blancos cálidos, blancos fríos, blancos que estaban al punto de ya no ser más blancos. Fue así que encontré millones de matices a los blancos.

(…)

Todo esto me ordenó un camino para arribar a una imagen que está latente en mí creo que desde siempre: Un espacio Total, rico, plástico, activo, sensual, transparente, mórbido, sin gravedad, elevado, intenso, atemporal y dinámico. El tiempo y el espacio contactados en una sola cosa.
En un momento apoyé conscientemente un punto en ese espacio y de la energía necesaria para hacer del punto una línea, surgió en mi cuerpo el protagonismo sensible.

El punto al cual había llegado en mi búsqueda retroprogresiva volvió a crecer dimensionalmente; se convirtió de nuevo en línea, pasó al plano y del plano al espacio, aunque ya no para llegar al cubo sino para desplegarse libremente en otros espacios que luego se multiplicarían a través de la magia del espejo. Muy pronto y a causa de ese espejo entendí la virtualidad, ese territorio que transita entre lo real y lo imaginario, que convierte el arriba en abajo y que tanto puede multiplicar volúmenes como convertir un segmento lineal en una línea infinita.

(…)

MB 1981

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